17/7/08


Tiempo de descuento. Unos cuerpos dispuestos en la línea de largada. Y sin embargo un corte. O más bien un gran intervalo entre esa disposición de los cuerpos y una escena que no tiene lugar, que nunca se representa. Un volver sensibles las múltiples trayectorias de eso que queda vibrando en el intervalo, como intervalo. Entre eso y aquello algo resuena y se vuelve cuerpo, segrega un cuerpo expresivo específico. Y los cuerpos vibran en infinitivo porque el tiempo del intervalo sólo podría decirse así. Las trayectorias sólo se dirán como infinitivos: caminar, correr, empujar. Y las trayectorias sólo son la huella espacial de la relación. No hay nada por fuera de la relación en este intervalo cerrado sobre sí, repuesto sin cesar en el curso de las diferentes series. Nada por fuera de este juego de afectar y ser afectado sin descanso y sin tregua. Incluso el fuera de campo prolonga el espacio de la relación, es relación vuelta espacio. Incluso cuando se dispersan, cuando fugan; incluso cuando están solos, cuando no hacen, los cuerpos no son más que un resto sensible de esta trama afectiva que componen y de la que están compuestos. No cuentan sino como ese murmullo, como ese resto indiscernible.
Romina Di Rienzo

1 comentario:

titin dijo...

te daba, te doy , te dare.......lo mejor de mi.